
El capítulo 3 del Evangelio de Juan es clave en el mensaje de Jesús, ya que nos habla sobre el nuevo nacimiento espiritual, la salvación por la fe y el amor de Dios manifestado en Cristo.
Jesús y Nicodemo: La necesidad de nacer de nuevo (Juan 3:1-15)
Nicodemo, un fariseo y maestro judío, fue a ver a Jesús de noche. Reconoció que Jesús venía de Dios por los milagros que hacía (Juan 3:2).
Jesús le respondió con una enseñanza fundamental:
“De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” (Juan 3:3)
Nicodemo no entendía y preguntó cómo un adulto podía volver a nacer. Jesús explicó que no se trataba de un nacimiento físico, sino espiritual:
“El que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.” (Juan 3:5)
Luego, Jesús comparó el Espíritu con el viento: no se ve, pero se siente y transforma la vida de las personas.
Jesús también recordó la historia de Moisés levantando la serpiente de bronce en el desierto (Números 21:8-9), diciendo:
“Así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:14-15)
Juan 3:16 – El mensaje central del Evangelio (Juan 3:16-21)
Uno de los versículos más conocidos de la Biblia se encuentra aquí:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16)
Aquí Jesús revela el corazón del plan de Dios: su amor por la humanidad es tan grande que envió a su Hijo para salvar a todos los que crean en Él.
Jesús aclara que Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para salvarlo (Juan 3:17). Pero también advierte que aquellos que rechazan la luz (Jesús) ya están condenados, porque prefieren sus propias obras de maldad (Juan 3:18-21).
El testimonio de Juan el Bautista sobre Jesús (Juan 3:22-36)
Juan el Bautista reafirma que Jesús es el Mesías y que él solo es su precursor. Sus discípulos le preguntan por qué la gente sigue más a Jesús, y él responde con humildad:
“Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.” (Juan 3:30)
Juan deja claro que Jesús es enviado por Dios y tiene autoridad sobre todas las cosas. También advierte que quien cree en el Hijo tiene vida eterna, pero quien lo rechaza sufrirá la ira de Dios (Juan 3:36).
Conclusión
El capítulo 3 de Juan nos enseña que:
- Para entrar en el reino de Dios, es necesario nacer de nuevo espiritualmente.
- La salvación no es por obras, sino por la fe en Jesús.
- El amor de Dios se muestra en que entregó a su Hijo para darnos vida eterna.
- Jesús es la luz del mundo, pero cada persona decide aceptarlo o rechazarlo.
Este capítulo nos invita a creer en Jesús y recibir la vida eterna que solo Él puede dar.