El capítulo 9 de Juan relata un milagro impactante: Jesús sana a un hombre ciego de nacimiento. Sin embargo, en lugar de celebrar, los líderes religiosos cuestionan el milagro y la autoridad de Jesús.
El milagro: Jesús sana a un ciego de nacimiento (Juan 9:1-12)
Al pasar, Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Sus discípulos le preguntaron:
“Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?” (Juan 9:2).
Jesús respondió:
“No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.” (Juan 9:3).
Jesús hizo lodo con su saliva, lo untó en los ojos del ciego y le dijo que se lavara en el estanque de Siloé. El hombre obedeció, y cuando regresó, podía ver.
Dios usa incluso nuestras dificultades para mostrar su gloria.
La controversia con los fariseos (Juan 9:13-34)
Los fariseos comenzaron a interrogar al hombre sanado porque Jesús lo había sanado en sábado, lo cual iba en contra de sus tradiciones.
Algunos dijeron:
“Este hombre no procede de Dios, porque no guarda el sábado.” (Juan 9:16).
El ciego sanado dio un testimonio poderoso:
“Una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo.” (Juan 9:25).
Los fariseos no quisieron aceptar la verdad y lo expulsaron de la sinagoga.
La religión sin relación con Dios puede cegar más que la ceguera física.
Jesús revela su identidad (Juan 9:35-41)
Cuando Jesús supo que habían expulsado al hombre, lo encontró y le preguntó:
”¿Crees tú en el Hijo de Dios?” (Juan 9:35).
El hombre respondió:
”¿Quién es, Señor, para que crea en él? Jesús le dijo: Le has visto, y el que habla contigo, él es.” (Juan 9:37).
El hombre creyó y adoró a Jesús.
Jesús concluyó con una enseñanza poderosa:
“Para juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados.” (Juan 9:39).
El verdadero problema no es la ceguera física, sino la ceguera espiritual de aquellos que rechazan a Jesús.
Conclusión:
- Jesús tiene poder para sanar y dar luz a los que están en tinieblas.
- Los líderes religiosos rechazaron el milagro porque estaban cegados por su orgullo.
- El hombre sanado no solo recibió vista física, sino también fe en Jesús.
- Jesús nos invita a creer en Él para recibir luz y vida eterna.
¿Eres como el ciego que reconoció a Jesús o como los fariseos que, aunque veían físicamente, estaban espiritualmente ciegos?
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