
Introducción: La Palabra hecha carne (Juan 1:1-18)
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.” (verso 1)
Este capítulo inicia presentando a Jesús como el Verbo (la Palabra), quien existía desde el principio, siendo el agente de la creación y en quien está la vida y la luz de los hombres.
A su vez menciona que Jesús es la luz que resplandece en las tinieblas, pero las tinieblas no la comprendieron.
Juan el bautista aparece como enviado por Dios para dar testimonio de la luz, no como la luz misma, sino como el precursor de Jesús.
Jesús vino a nosotros hecho carne para que a través de Él Dios revelara su gloria. “El Verbo se hizo carne y habitó entre los hombres, lleno de gracia y verdad”.
Aunque el mundo fue creado por Él, no lo reconocieron, pero a quienes lo recibieron les dio potestad de ser hijos de Dios.
El testimonio de Juan el Bautista (Juan 1:19-34)
• La identidad de Juan el Bautista: Cuando los líderes religiosos le preguntaron si era el Cristo, Elías o el profeta, él negó ser cualquiera de ellos. Se identificó como “la voz del que clama en el desierto,” anunciando la venida del Señor, cumpliendo la profecía de Isaías.
• El Cordero de Dios: Juan señala a Jesús como “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” (verso 29). Declara haber visto al Espíritu descender sobre Jesús como una paloma y afirma que Él es el Hijo de Dios.
Llamamiento de los primeros discípulos (Juan 1:35-51)
• Andrés y Simón Pedro: Dos discípulos de Juan el Bautista siguieron a Jesús después de que Juan lo señalara como el Cordero de Dios. Uno de ellos, Andrés, llevó a su hermano Simón a Jesús, quien le cambió el nombre a Pedro (Cefas).
• Felipe y Natanael: Jesús llama a Felipe, quien a su vez invita a Natanael. Aunque Natanael duda al principio (”¿De Nazaret puede salir algo bueno?”), Jesús demuestra su conocimiento sobrenatural sobre Natanael, quien lo reconoce como el Hijo de Dios y Rey de Israel. Jesús promete que verán cosas mayores, como “el cielo abierto y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre.”
Conclusión del capítulo
Juan 1 establece la identidad divina de Jesús como el Verbo eterno, la luz verdadera y el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Introduce el rechazo y aceptación de Cristo, destacando que solo a través de Él se puede ser hijo de Dios. También presenta el llamado inicial de los discípulos, quienes reconocen a Jesús como el Mesías. Este capítulo nos invita a reflexionar sobre la revelación de Dios en Jesús y a decidir si lo aceptamos como la luz de nuestras vidas.
Resumen en Audio
Imagen de la portada: Photo by Manuel González Asturias, SJ on Unsplash
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