
El capítulo 5 del Evangelio de Juan nos presenta un milagro poderoso y una enseñanza profunda sobre la identidad de Jesús. Primero, vemos cómo sana a un hombre que llevaba 38 años paralítico, y luego, cómo enfrenta a los líderes religiosos, declarando su autoridad divina.
En este artículo, exploraremos ambos eventos y su significado para nosotros hoy.
Jesús sana a un hombre en el estanque de Betesda (Juan 5:1-15)
Jesús subió a Jerusalén y, cerca de la puerta de las ovejas, estaba el estanque de Betesda. Allí se reunían muchos enfermos esperando ser sanados. Entre ellos, había un hombre que llevaba 38 años paralítico (Juan 5:5).
Jesús lo vio y le hizo una pregunta clave:
”¿Quieres ser sano?” (Juan 5:6).
El hombre no respondió con un simple “sí”, sino que explicó que no tenía a nadie que lo ayudara a entrar al agua cuando se movía. En ese tiempo, se creía que cuando el agua del estanque era agitada, el primero en entrar era sanado.
Jesús, en lugar de hablar sobre el estanque, le dio una orden directa:
“Levántate, toma tu lecho y anda.” (Juan 5:8).
De inmediato, el hombre fue sanado y comenzó a caminar. Este milagro muestra que el poder de Jesús no depende de rituales ni supersticiones, sino de su autoridad divina.
📌 Lección: Jesús nos pregunta si queremos ser sanos, no solo físicamente, sino espiritualmente. Él tiene el poder de transformar nuestras vidas si confiamos en Él.
El conflicto con los líderes religiosos (Juan 5:16-30)
El milagro ocurrió en sábado, lo que causó controversia con los líderes judíos. Según sus tradiciones, no era permitido cargar objetos ni hacer trabajos en día de reposo. Cuando vieron al hombre sanado cargando su lecho, en lugar de alegrarse, lo criticaron por “violar la ley” (Juan 5:10).
El hombre explicó que quien lo sanó le dijo que tomara su lecho y anduviera, pero no sabía quién era Jesús. Más tarde, Jesús lo encontró en el templo y le dijo:
“No peques más, para que no te venga alguna cosa peor.” (Juan 5:14).
Esto sugiere que su enfermedad podía haber estado relacionada con su vida pasada.
📌 Lección: Jesús no solo quiere sanarnos físicamente, sino también espiritualmente. Quiere que dejemos atrás el pecado y vivamos de manera nueva.
Jesús declara su autoridad como Hijo de Dios
Cuando los líderes religiosos descubrieron que Jesús era quien hizo el milagro, comenzaron a perseguirlo y buscar matarlo porque no solo sanó en sábado, sino que también llamaba a Dios su Padre, haciéndose igual a Dios (Juan 5:18).
Jesús les respondió con una declaración impactante:
“De cierto, de cierto os digo: El Hijo no puede hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre.” (Juan 5:19).
Aquí, Jesús afirma su unidad con Dios y explica que:
- Tiene el poder de dar vida a quien Él quiere (Juan 5:21).
- Es el juez final, y su juicio es justo (Juan 5:22-30).
- Quien cree en Él tiene vida eterna y no será condenado (Juan 5:24).
📌 Lección: Jesús no es solo un maestro o profeta; Él es el Hijo de Dios con autoridad para dar vida eterna a quienes creen en Él.
Testimonios que confirman quién es Jesús (Juan 5:31-47)
Jesús sabía que los líderes religiosos no aceptarían su testimonio solo porque Él lo decía, así que mencionó tres pruebas que confirmaban que Él es el Hijo de Dios:
- Juan el Bautista: Él dio testimonio de Jesús como el Cordero de Dios (Juan 5:33-35).
- Las obras y milagros de Jesús: Sus señales confirmaban que Dios estaba con Él (Juan 5:36).
- Las Escrituras: Moisés y los profetas hablaron sobre Él, pero los judíos no querían creer (Juan 5:39-46).
📌 Lección: Muchas personas buscan a Dios en la Biblia, pero sin abrir su corazón a Jesús. La clave es creer en Él, no solo conocer de Él.
Conclusión:
- El capítulo 5 de Juan nos deja enseñanzas clave:
- Jesús tiene el poder de sanarnos, tanto física como espiritualmente.
- La religión sin compasión nos ciega al poder de Dios.
- Jesús tiene autoridad divina y el poder de dar vida eterna.
- No basta con conocer la Biblia; es necesario creer en Jesús.
Este pasaje nos desafía a preguntarnos: ¿Estamos listos para recibir la sanidad y salvación que Jesús ofrece?
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